Tradiciones
Jicamorachi, una comunidad arraigada en la rica herencia de los antepasados Rarámuri. Nos enorgullece presentarles tres de nuestras tradiciones más significativas, transmitidas de generación en generación.
Estas tradiciones son el alma de nuestra comunidad, un testimonio vivo de nuestra historia y cultura. Los invitamos a sumergirse en nuestra rica herencia y a compartir con nosotros la alegría de preservar estas costumbres que nos hacen únicos.
El Pascol o Yumare es una danza indígena celebrada en Jicamorachi durante ceremonias religiosas. Para los antiguos Rarámuris, bailar el Pascol significaba conectar con lo divino, expresando felicidad y agradecimiento por la salud y las buenas cosechas. Bailar Pascol representa una conexión con nuestros ancestros y es un símbolo de respeto hacia nuestra identidad indígena y cultura.
iniciar Danza con músicos
Luminarias
Una tradición arraigada desde tiempos de antaño en Jicamorachi, se lleva a cabo en vísperas del Día de la Santa Cruz, el 2 de mayo.
Al caer la noche, tres fogatas son encendidas en cada hogar y en cada lugar donde se encuentre una cruz, simbolizando así la Santísima Trinidad.
La comunidad se ve envuelta en un manto de fogatas, ofreciendo un espectáculo de luces. Para algunos, la cruz y el fuego representan la guía y la iluminación en su camino de vida.
Este acto refleja la fe profunda de los creyentes.
​
Esta tradición se remonta a la época de los misioneros jesuitas y franciscanos en 1719, quienes dejaron su huella en la cultura y la religión de la región.
Artesanías
En Jicamorachi perduro la esencia de la tradición artesanal de los Rarámuri. La comunidad cultivo con devoción la elaboración de cerámicas de barro, wares tejidos con palmilla y bordados a mano, manteniendo vivo el legado de sus antepasados y enriqueciendo su identidad cultural.
​
-
La cerámica de barro estuvo arraigada en el corazón de la comunidad por muchos años. Con técnicas transmitidas de generación en generación, los artesanos daban forma al barro con maestría, creando piezas que reflejaban la belleza de la naturaleza y la vida cotidiana del pueblo. Cada pieza estába adornada con diseños que transmitian historias ancestrales y símbolos sagrados que conectaban al pueblo con sus raíces.
​
-
La palmilla, abundante en la región, es la materia prima esencial para la elaboración de wares en Jicamorachi. Las manos hábiles de los artesanos trabajan las fibras de palmilla con destreza, tejiendo cestas y otros objetos utilitarios que son tanto prácticos como bellos. Estas creaciones reflejan la armonía entre el pueblo y su entorno natural, siendo testigos de una forma de vida sostenible y en equilibrio con la tierra.
​
-
El bordado a mano es una habilidad apreciada, especialmente entre las mujeres de Jicamorachi. Con aguja e hilo tejen cervilletas con motivos florales, animales y símbolos espirituales, creando obras de arte que reflejan la riqueza cultural y la creatividad de la comunidad. Cada puntada es un homenaje a la tradición y una expresión de identidad.